#3 El juguete inolvidable
Viajes en el tiempo, mundos mágicos y esos objetos que evocan presencias.
Una tabla de madera lisa que acariciaba tibiamente los muslos. Una cuerda que colgaba atravesando los dos agujeros laterales y se ataba a la rama de la higuera o a una de las vigas de la pérgola. Las manos aferradas alrededor de las sogas dolían y había que tenerlas abiertas y soplarles encima. Más fuerte, para ver cómo se acercaba el cielo. Más alto, lejos de la tierra. Hacia adelante: cielo. Hacia atrás: tierra.
Sandra Petrignani
1.
Los libros, al igual que los juguetes, llegan a nosotros de muchas maneras: como regalo, por casualidad, por determinación. No creo que dé lo mismo; la forma de llegar a las cosas habla de la relación que tendremos con ellas.
Al libro Catálogo de juguetes, de Sandra Petrignani, llegué por una recomendación que hizo Alejandro Zambra en un podcast que escuché de rebote. Era un libro del que no había oído hablar, de una autora que no conocía. Cuando lo leí, sentí que había dado con una pequeña joya.
Sandra Petrignani escribe acerca de los juegos y juguetes que fueron parte de su vida en formato de catálogo. El resultado es un compilado de 64 textos breves, dulces y sensibles.
Cada texto describe un objeto para jugar y en cada descripción conviven apreciaciones sobre formas y texturas, datos de la historia y reflexiones acerca del conjuro que ejercen en la niñez.
Será la forma redondeada de la cabeza. No sé a qué edad se comienza a apreciarla. Tal vez desde la cuna. Pero sobre todo los ojos de los osos son fascinantes. Tristes y redondos, sugieren fidelidad, flexibilidad. Dicen que la redonda es la forma más apreciada por los niños; de hecho este juguete hace compañía bajo las sábanas, calienta y protege, pero a su vez pide, con la trágica expresión de su mirada, calor y protección.
Fragmentos del texto "Oso”, en Catálogo de juguetes.
2.
Sandra Petrignani nació en Italia en 1952 y es autora de novelas, cuentos, libros de entrevistas y obras de teatro. Su mano para géneros diversos se nota en este texto difícil de clasificar, al que Ian McEwan describió como “un ejercicio encantador”.

La muñeca está ausente en la casa de la muñeca. Los habitantes son imaginarios. Corresponde a los objetos evocar las presencias. La expresión “casa de muñecas” no debe tomarse en sentido literal. La muñeca a la que se alude es la niña propietaria del juguete, que debería empezar a estudiar sus espacios futuros, la complicada organización de una familia numerosa. Pero la niña sueña. No se siente protagonista de la vida múltiple y compleja. Sólo la mira, la escucha, desde lo alto de sus dimensiones privilegiadas de gigante.
Fragmentos del texto “Casa de muñecas”.
A primera vista puede parecer un ejercicio nostálgico pero, a medida que avanza la lectura, se convierte en un viaje liviano y adictivo. Pronto te encontrás hojeando el índice, buscando si tu juguete favorito es parte del catálogo.
Y seguramente lo sea, porque en el libro conviven los juguetes clásicos con otros menos conocidos, algunos antiguos y otros atemporales. Para todos, la autora tiene palabras certeras.
“La forma de los bolos resulta de lo más familiar. Recuerda al biberón”, dice Petrignani. Sobre la honda: “Es diseño en primer plano: una rama bifurcada, dos cuerdas elásticas anudadas de un lado a la horquilla y por el otro a un trozo de goma de forma ovoide”. Y concluye: “Si Dios existe tiene forma de bolita”.
3.
Catálogo de juguetes es también una reconstrucción del concepto de niñez de la Europa de mediados del siglo XX. Hay niñas y niños que juegan en el tiempo infinito de la infancia pero que también ansían desafiarlo, que se ven oprimidos por una época y a la vez cobijados por ella.
La autora construye cada texto desde una voz impersonal que permite cierta distancia arqueológica aunque nunca fría y deja entrever con cariño sus memorias infantiles.
Los padres eran presencias domingueras y afectuosas, las madres siempre estaban jadeando, preocupadas por modistas y peluqueros, trituradas entre deberes familiares, trabajos de media jornada, instrucciones a las empleadas domésticas. Afuera estaba la niebla, y había nieve, y un río largo de nombre corto. Y en la niebla los faros inesperados de las bicicletas. Y se esperaba el verano. Y no se veía la hora de crecer.
Fragmento de texto “Construcciones”.
Así es la infancia para Sandra Petrignani, un tiempo infinito atravesado por experiencias mínimas y mágicas que nos constituyen para siempre.
Qué potentes son los juguetes para evocar la infancia. Y qué lindos son los catálogos poéticos. Espero cruzarme pronto con otro raro espécimen como este.
4.
Para terminar, te comparto este poema de Gustavo Gottfried en el que vengo pensado mientras leo a Petrignani y escribo esta newsletter.
Lo escuché por primera vez en el taller literario Charlando un cuento, un espacio hermoso de literatura infantil al que asisto hace años, y se quedó conmigo. Así que acá va:
Querido Topo Gigio:
me acompañaste
de día y de noche
en la salud y la enfermedad
en la tristeza y la alegría.
Con tus grandes orejas
tus finos bigotes
tus ojos soñadores
tu pullover a rayas
tus zapatos rojos
tu pantalón
tus tiradores.
Y aquella manera
tan dulce de hablar
y tu andar etéreo
porque casi flotabas.
Pero tuvimos que sufrir
el dolor de separarnos
esa tarde en que te dejé
en un tacho de basura
que estaba en la cocina
por escuchar a los demás.
Fue sólo la primera vez
en que pagué un precio excesivo
por el respeto de mi padre
y de los otros burladores
que no entendían tu presencia
ni el amor que todavía siento.
Adonde quiera que esté
tu alma de muñeco
quisiera llegar
con estas palabras:
Yo ya me perdoné.
Ojalá vos también
me perdones.
Gustavo Gottfried en "La austeridad es la divisa de mi familia", editado por Mágicas naranjas.
Gracias a los juguetes de mi infancia en los que pensé mientras leía y escribía. Y gracias a la literatura por traerlos una y mil veces al presente.
Ojalá vos también recuerdes con cariño a ese, tu juguete inolvidable. Espero que hayas disfrutado de esta entrega de El mundo recién inventado.
¡Hasta la próxima!
Carolina
Qué belleza de entrada! Muy inspiradora. Tantas gracias. Acabo de descubrir este newsletter y ya super fan